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Coraline Jones acaba de mudarse a una antigua mansión reconvertida en una vivienda de varios pisos. Es una casa enorme y misteriosa, con muchas puertas y vecinos extravagantes que son incapaces de aprender su nombre. Todos la llaman Caroline, en vez de Coraline. Además, sus padres están siempre ocupados, trabajando con sus ordenadores.
Carrie White es una joven solitaria que sufre el acoso de sus compañeros en el instituto. En su casa, las cosas no van mejor. Su madre es una fanática religiosa que la ha aislado del mundo. Su vida no puede ser más lamentable. Pero después de una burla brutal a la que es sometida en las duchas del instituto, Sue Snell, una de las chicas más populares, atormentada por haber participado, decide subsanar el error. Sin embargo, los resultados de su “buena acción” no serán los deseados.
Charlie es un niño diferente, tímido y callado. Lo observa todo con detenimiento y a veces parece estar ausente, como si habitase una realidad paralela, ajena al mundo que le rodea. Está en su primer año de instituto y sabe que tendrá que enfrentarse a un montón de nuevas experiencias, e iniciar el tránsito de la infancia a la adolescencia.
A través de una serie de cartas dirigidas a un destinatario desconocido, Charlie nos relata su viaje a la madurez a través de sus miedos, de la amistad, el sexo, el amor, las drogas, la música y la literatura.
Rudolf Rassendyll es un joven y adinerado aristócrata inglés, pelirrojo y con una llamativa nariz puntiaguda, rasgos físicos heredados del desliz que una antepasada suya tuvo con un miembro de la casa real de Ruritania. Lleva una vida disoluta y sin rumbo, y para evitar los insidiosos comentarios de la mujer de su hermano mayor, Rudolf decide viajar a Ruritania para presenciar la coronación del nuevo rey.