Que tu padre salga del armario al enviudar a los 75 y durante sus últimos años de vida compartas con él esta nueva circunstancia y afrontar después su muerte, en principio puede parecer la premisa de una película plagada de momentos extravagantes. La sorpresa es encontrarnos con una deliciosa historia que, tras ese argumento, nos muestra unos personajes que deben enfrentarse a nuevas situaciones vitales y lo hacen alejados de histrionismos y con asombrosa cotidianidad.

La mejor baza del film es su guión y sus recursos narrativos, que aportan un original toque de comicidad en una narración impregnada de melancolía. Respecto a sus actores, la química entre Ewan McGregor y Melannie Laurent conquista la pantalla desde su primera escena juntos y la excelente interpretación de Christopher Plummer se vio recompensada con el Oscar al mejor actor de reparto en 2011.

Su director Mike Mills, que vivió en parte la historia que nos cuenta, nos deja una película que nos conmoverá por su ternura ajena a dramatismos y el respeto ante temas como la homosexualidad, la enfermedad y las relaciones humanas.