Hablamos de “true crime” o crónica negra

La novela negra, policíaca o criminal lleva años triunfando en el mercado editorial, con un público bastante fiel y con decenas de festivales difundiéndola por toda la geografía hispana. Como discreto (de momento) compañero de viaje lleva lo que en el ámbito anglosajón denominan “true crime” (crimen verdadero) y que en castellano podríamos llamar crónica de sucesos. En esta, la trama criminal ha tenido lugar en la realidad y se intenta reconstruir y contar con la mayor fidelidad posible, normalmente como texto periodístico al que se le intenta dar un ritmo narrativo similar a la novela. Este tipo de género ha llegado a la literatura, pero también al cine, la televisión e incluso a los podcasts.

En España la crónica de sucesos siempre ha interesado: desde los antiguos cantares de ciego al periódico El caso, pasando por los informativos y programas de televisión, los hechos truculentos han despertado el interés de las gentes. A veces esos hechos tenían más relevancia y han sido convertidos en libros, que es lo que nos interesa aquí.

En la actualidad también el “true crime” se está consolidando en nuestro país porque además de las traducciones de libros foráneos de éxito, también se están publicando historias sucedidas aquí. Algunas editoriales han creado incluso colecciones especiales para este tema.

Veamos algunas obras señeras del género. Comenzamos con un clásico, no del género sino de la literatura misma, A sangre fría, de Truman Capote, libro cumbre al que también se señala como germen del llamado en los Estados Unidos “nuevo periodismo”.

Otro norteamericano, David Grann, ha publicado recientemente dos obras destacables: El viejo y la pistola, en el que se ha basado la película del mismo título protagonizada por Robert Redford, y Los asesinos de la luna, que narra los sucesos ocurridos en la comunidad indígena de los Osage en Oklahoma, muy rica por el petróleo, cuando sus miembros empezaron a morir y a desaparecer en extrañas circunstancias.

La holandesa Astrid Holleeder cuenta en Judas, la historia de su hermano mafioso, uno de los cerebros del secuestro del dueño de la cervecera Heineken, y cómo lo delató. Actualmente la autora vive en programa de protección de testigos.

En Sombras de Reijiavik, Anthony Adeane narra la desaparición de dos hombres en Islandia en 1974, país donde son muy raros los crímenes, y la acusación posterior a dos pequeños delincuentes, que se demostraría falsa.

Otras dos obras destacables son El diablo en la ciudad blanca, situada en Chicago en 1893 durante una feria internacional actúa un temible asesino en serie, y El monstruo de Florencia, que cuenta cómo durante diez años un criminal sembró el pánico en la capital de la Toscana.

Ya en español, Jorge Volpi ha escrito una obra magnífica, Una novela criminal (Premio Alfaguara 2018), que narra la investigación que se llevó a cabo contra el ciudadano mejicano Israel Vallarta y la francesa Florence Cassez, acusados de secuestro. Un caso muy complejo dentro del laberinto social mejicano contado con maestría.

Muy curiosa es Esa maldita pared, escrita por Flako, que fue un butronero especializado en asaltar bancos, es una obra interesante porque está contada por el protagonista de los hechos.

Otra obra a tener en cuenta es Los ratones de Dios, de Luis Rendueles, que narra cómo en 2011 desapareció de la Catedral de Santiago el Códice Calixtino y su posterior investigación.

Manu Marlasca, conocido periodista de sucesos, publicó Cazaré al monstruo por ti: el pederasta de Ciudad Lineal. El título lo dice todo respecto al famoso caso.

También es interesante El proxeneta, de la cineasta Mabel Lozano, que describe todo el submundo criminal que rodea la trata de mujeres.

En definitiva, podemos decir que los libros de crónicas de sucesos o “true crime” han venido para quedarse porque recogen historias que despiertan gran interés popular con el aliciente de que han sucedido en la realidad.

Y recuerda que casi todos los títulos citados los puedes encontrar en la Biblioteca de Castilla-La Mancha.