David Foster Wallace, en una conferencia que impartió en 2005, contó la historia de dos jóvenes peces que nadaban en un río y se cruzaron con un pez mayor que iba en dirección contraria y les dijo: «Buenos días, chicos, ¿qué tal está el agua?». Los dos peces jóvenes continuaron su camino, pero al rato, uno le preguntó al otro: «¿Qué demonios es el agua?».

La mayoría de nosotros vivimos con el piloto automático y las orejeras puestas, sin prestar atención a lo que nos rodea. No vemos el agua, ni siquiera sabemos que está ahí. El mundo que habitamos se vuelve invisible. Sufrimos una terrible miopía. Sin embargo, los artistas son capaces de prestar atención y percibir lo que a nosotros se nos escapa.

Gompertz nos invita a ver el mundo con otros ojos, imitando la mirada de los artistas. Analizando obras de algunos de sus creadores favoritos —Hockney, Frida Kahlo, Rembrandt, Artemisia Gentileschi... — propone un ejercicio de observación del arte y de nuestro entorno con mayor profundidad, cuyo objetivo es desentrañar la complejidad y la belleza del mundo que la vida cotidiana, las prisas y las rutinas ocultan a los ojos inexpertos y poco ejercitados.

Un ensayo para leer despacio, observar el mundo con paciencia y placer, y saborearlo.

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