Entrevistamos al escritor Antonio Lázaro

Antonio Lázaro es un conquense afincado en Toledo desde hace bastantes años. Hombre de la cultura y las letras, su firma es habitual en la prensa escrita local y regional. Además de su labor novelística, Lázaro también ha escrito poesía, teatro y relato corto, ganando premios como el Don Quijote o el Fernando de Rojas.

Antonio ha publicado en los últimos años varias novelas entre las que podemos destacar dos grandes novelas histórico-fantásticas ambientadas en la ciudad de Toledo, El Club Lovecraft y Memorias de un hombre de palo.

Su último libro, Los años dorados, es un thriller contemporáneo ambientado en la España de la década de los 70.

¿Qué libro o libros te han gustado más últimamente? ¿por qué?

Con motivo del año galdosiano, he revisitado diferentes novelas de la copiosa bibliografía de don Benito. Aparte de Ángel Guerra, una de sus óperas magnas, he disfrutado de ese ingente fresco español del siglo XIX que nos propone, siempre bajo una inspiración cervantina. Recientemente, he leído Los subterráneos, del gran Jack Kerouac, una obra emblemática de la beat generation y me he sumergido en el San Francisco de los 50-60: bebop, finas hierbas, mucha cerveza y aquellas fiestas que anunciaban el advenimiento hippy.

¿Qué género literario prefieres leer habitualmente?

Relato y libros sagrados.

¿Quién o quiénes son tus autores preferidos?

He elaborado estos meses mi canon español, pero no viene al caso. Por proponer una tríada poeta/novelista/dramaturgo: Jorge Manrique, Cervantes, Valle Inclán.

Háblanos de tu último libro publicado…

Los años dorados”: una novela generacional, sobre las luchas y amores universitarios en el Madrid de 1976-77, meses de plomo en que no estaba nada clara la transición a la democracia. Se inspira en hechos reales sobre un grupo de amigos que edita una revista de poesía en soporte panfleto. No encontraba ningún ejemplar y en la fase previa a la escritura, uno de los compañeros me reprochó una cierta obsesión lacaniana con el pasado, llegando a dudar de todo aquello como fruto de una idealización mía. La publicación, pirata total, hecha en vietnamita, grapada, se llama en la novela La Trama y es una especie de mcguffin o catalizador de la acción. Hace poco tuve la gran alegría de encontrar un ejemplar de la real: se llamaba Trompa. ¡No era una obsesión lacaniana!

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto literario?

Sí, un thriller ambientado en Castilla en la Baja Edad Media, con enigmas, amor, amistad, luchas. Me fascina ese periodo, el otoño medieval. Es como una de Maigret solo que en la segunda mitad del siglo XV.

¿Qué te inspira para escribir?

A estas alturas no sabría decirlo: es como un daimon, un viejo hábito, casi una droga. Destino fatal y al tiempo, bendición, camino de redención. Mi paisano, el gran poeta y dramaturgo barroco Antonio Enríquez Gómez escribió que era mal incurable el de las letras. Pero es que además no queremos curarnos de él. La literatura me está ayudando a superar esta distopía tan aburrida y letal que padecemos.

¿Cómo puede la literatura ayudar en estos difíciles momentos?

Distracción, entretenimiento, evasión. Pero también comprensión. Recomiendo el buen fantástico y la SF para tratar de racionalizar la pandemia. Utilizo deliberadamente el artículo determinado porque creo que es la primera pandemia verdaderamente pandémica (global y totalitaria) de la historia humana.