Toledo, como ciudad que se despliega y superpone, esconde también entre sus calles una ciudad conventual. Ese prisma religioso es una presencia transformadora y cambiante, y lo sigue siendo en nuestros días. Los conventos de clausura, por su naturaleza inaccesible, amplían el misterio de su existencia. Atesoran una forma de vida que pervive desde el corazón de la Edad Media. Y en el centro de la trama de espacio y tiempo que representan, están ellas, las mujeres, conformando pequeñas comunidades de clausura que mantienen la llama y el testigo. Con esta exposición, la Biblioteca de Castilla-La Mancha pretende acercarse a la cotidianidad de esas mujeres. Para ello, proponemos un recorrido histórico que comienza con los ecos de los primeros conventos y beaterios y termina con la llegada de