El legado de Javier Malagón Barceló es un caso excepcional entre los muchos legados de exiliados españoles. A lo largo de décadas, este toledano estuvo mandando fondos documentales a la Biblioteca Pública del Estado en Toledo, desde los años 50 hasta su muerte. Como funcionario de la Organización de Estados Americanos, residiendo en Washington, periódicamente envió cajas de libros, separatas y revistas de muy variada temática. En 1976 además deposita 5 cajas de documentación personal en el Archivo Histórico Provincial, principalmente cartas, entre las que se incluyen sus contactos con profesores e investigadores de toda América, algunos de ellos procedentes del destierro español. Por voluntad testamentaria su viuda, Helena Perenya Pàmies, deposita los últimos fondos en ambos centros