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David Foster Wallace, en una conferencia que impartió en 2005, contó la historia de dos jóvenes peces que nadaban en un río y se cruzaron con un pez mayor que iba en dirección contraria y les dijo: «Buenos días, chicos, ¿qué tal está el agua?». Los dos peces jóvenes continuaron su camino, pero al rato, uno le preguntó al otro: «¿Qué demonios es el agua?».
Billy Pilgrim se ha desprendido del tiempo. Durante la II Guerra Mundial se traslada por primera vez a otro momento de su vida. Así inicia un continúo viaje de ida y vuelta, entrando en frecuentes estados de trance. A veces, sin que los demás sepan porqué, llora. En algún momento de su existencia conocerá a los habitantes de Tralfamadore, unos alienígenas cuya percepción del tiempo no tiene nada que ver con la de los humanos. Para ellos no hay ni un antes ni un después.
En 1405 Christine de Pizan publicaba La ciudad de las damas, obra que daría lugar a lo que se ha conocido como la “querella de las mujeres”. Un largo debate que se desarrollaría durante siglos sobre las capacidades intelectuales y morales de las mujeres. La teología, la filosofía y la ciencia justificaban su inferioridad, arrinconándola en el silencio del espacio doméstico, sin acceso a la educación, la política o la creación artística o literaria.
Wernher von Braun tuvo un sueño desde que era niño: quería hacer cohetes que fueran a la luna. Cuando se convirtió en adulto, nada se interpuso entre ese sueño y él. Sirvió a los nazis y se convirtió en miembro de las SS. No se puede afirmar que profesara su ideología, pero tampoco la cuestionó. Estaba dispuesto a vender su alma al diablo para conseguir sus objetivos. Trabajador incansable y perfeccionista, él mismo elegía a los prisioneros con conocimientos técnicos para que le ayudaran.